Caminé por calles y doblé las esquinas,
me senté en la plazas, observé las palomas
bebí el cortadillo entre ninfas de broma
y no encontré para el alma la flor divina.
Busqué por los portales de citas a ciegas
en andar desventurado que nada encuentra,
pasaron meses, años, ya perdí la cuenta
tras un amor soñado que avisa y nunca llega.
Y después de ¿cuántos lustros?
¿Cuántas historias vividas?
¿Cuántos desencuentros de amores?
¿Cuántas llegadas, cuántas huídas?
Detengo la marcha justo ahí
donde tú estabas, lista, accesible
junto a mis pasos ya detenidos
como la única opción tangible.
Tesoro escondido a la vera del camino,
que me recuerda mi fortuna presente
llegas tú; dulce, tierna, cariñosa,
bálsamo a mis huesos, paz a mi mente.
Cada mañana al despertar a tu lado,
de regocijo infinito, salta mi corazón:
amiga, pareja, cómplice, consuelo;
no olvidas detalles, ni faltas a la razón.
Desde que tú estás conmigo,
brilla más el sol y es música el viento;
y huyó en vuelo de nunca jamás
el ave negra del lúgubre aislamiento.