Rafael Escobar

\"LA PIEL DE LA PASIÓN\"

 

Castigan el amor las religiones

con dogmas que sus alas le cercenan;

y ponen mil candados a pasiones

que solo de fulgor la vida llenan.

 

Estéril se convierte nuestra vida

sin esa tempestad encantadora;

que ofrece fulgurante, y sin medida,

la piel de la pasión arrolladora.

 

Jamás serán malditos los amores

que nacen cual arpegio de una lira;

y llevan el perfume de las flores;

que regia poesía nos inspira.

 

Las almas no la dañan los deseos

que surgen de un idilio apasionado;

y tiene los melódicos gorjeos

de bello ruiseñor enamorado.

 

A veces resucita gran ensueño

por obra de una cálida sonrisa;

y nuestro corazón se siente dueño

del dulce coqueteo de Artemisa.

 

Relumbran como luces por la noche,

los besos que se dan en una estancia;

envueltos en las nubes del derroche,

que porta del placer la gran fragancia.

 

Andrómeda, Makeda y Margarita,

retratan del amor su gran plumaje;

y muestran con pasión tan infinita,

del cielo, su magnífico paisaje.

 

Bendito debe ser quien se ilumina

con esas escultóricas criaturas;

que cubren con su luz clara y divina,

llenándonos de mágicas ternuras.

 

Del mundo disfrutemos los placeres

sin miedo a los castigos del infierno;

que son las aromáticas mujeres

las únicas que brindan cielo eterno.

 

Dejemos que los sueños, como vientos,

jamás de los prejuicios se sujeten;

y sean gran volcán de sentimientos

que nuestras existencias las completen.

 

Amar, amar, amar, es la consigna

que tengo como emblema en mi camino;

viviendo gran ardor, que me consigna

el máximo esplendor de lo divino.

 

Por eso no le temo al cruel suplicio

que dicen que me espera cuando muera;

viviendo de pasión el gran solsticio

que brilla con su luz tan hechicera.

 

Autor: Aníbal Rodríguez.