Vuelan las briznas, ante la obsidiana mirada
de unos risueños ojos, serenos pero inquietos,
son rayos misteriosos, venidos del Olimpo
que forman azulados destellos vespertinos.
¡0h mujer! eres música, poema y manantial,
eres un claro otoño que esconde primaveras.
Detrás de tu sonrisa, la alborada aparece
resplandeciente, blanca, curtida de esperanza.
El arco iris se viste de rosas y jazmines
son pétalos inquietos llevados por el viento
hacia mágicos lares donde habitan las musas.
Tu campo lo guarda Zeus, en el monte Helicón
y te miro extasiado mientras versa mi pluma
formando este poema, con tu luz diamantina.