Quizá el dolor desvanezca un día,
quizá el augurio de buena señal
o la guara roja que vuela en libertad
visite mi cielo, para que pueda soñar.
Quizá la aurora levite mi cuerpo
hasta hacer de mi carne su polvo estelar,
dejando el peso de mis recuerdos
sucumbir con mi cuerpo y ahogarse en el mar.
Quizá el contemplar mi adiós
no signifique el final… O quizá
al dejarme llevar con el viento,
pueda encontrar en él, un hogar.
Tezla Abastida
05/07/2016
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