Edel Vicente González Pérez

En silencio.

 

En silencio el agua discurre

por la raíz de la hortaliza

y con sigilo el fértil suelo

cede la savia que empina

la hermosura del rosal

hasta la excelencia de la rosa.

 

En silencio y como el ladrón

en la noche, discreto emerge

el verso, en la infinita quietud

que proporciona el universo.

 

En las profundidades del silencio

florecen las rutilantes promesas,

las más veladas caricias, el beso

que nos arrebata los sentidos.

 

En silencio sus suaves pechos

bajo la custodia de mis manos

como vientres de pavitos volteados

se enchinan y estremecen al tocarlos.

 

En el silencio quedan mis palabras

al mirar su cuerpo alado en mi cama,

alas de ángel extendidas y blancas

que prudentes planean y callan.

 

En silencio convoco a las retinas

y a los labios escondidos de rocas

de fulgor, y de aguas en torrente

rendidas, a la dulzura de su sonrisa.

 

Y en silencio mi cuerpo, mis manos

y mis ojos, ante ella, en ancho marco

de espejo, su figura hermosa reflejan

y así disfruta al mirar lo que yo veo.