Germinaste, semilla de la roca,
mano de cincel y puño de mazo.
Te he nombrado sin un nombre
como a una expresión tácita del cielo.
¡Como a una deidad!
¡Un anhelo!
¡Un pronombre de lumbre!
Con tu suspiro de alga en mí
para crearnos vida…
Ave de las almas… tan tuya y mía.
Hundiste tus pupilas como arca de promesas
Llegaste a mí para herir de amor
mi soledad obtusa y tiesa.
Habitas el verso que está en todas las cosas
Tu amor es duna libre.
¡Respira! ¡Levante y camina!
Tus huellas de trazos, senda divina,
de mi alma abierta…