Hay gente que es como el cigarro,
Con su efecto placebo,
Pero que te consume por dentro,
Hasta dejar la colilla,
Hasta encontrar tus heridas,
Y así poder dejar las cenizas.
Mi adicción era tus \'te quiero\',
Me los fumaba a diario,
Y no dejaba ni la colilla.
Cuando acabó mi adicción,
Esa que se basaba en tus palabras,
Empezaron los problemas,
Empezaron los \'te odio\',
Pero ante todo,
Totalmente sinceros.
Fuiste mi dulce locura,
Mi amargo caramelo,
El envoltorio me llamó la atención,
Pero el interior fue malo,
Fue una fatalidad conocerte,
Pero aún así debo agradecerte,
Las cosas que hiciste por mí.
El humo que me vendiste,
Fue letal,
Pero soñé con él,
Todas las noches habidas y por haber,
Y tú me sonreíste,
En todo momento.