Una noche nublada
donde todo lo que tenía
era la inexplicable duda,
mis utópicas ilusiones
que estaban rotas y confundidas,
por la maravillosa luna
tan gigantesca que había.
El fogoso silencio
de esta intensa noche
me agonizaba de una forma opugnable
cada efímero segundo
de mi ilusoria vida
sintiéndome cada vez más
cómo un miserable idiota;
desolado como un gran huracán
que es temido por su infinita potencial.
Y sin saber porque
o que ocasionó mi ponzoñoso malestar
que me agobiaba,
bueno seguiré un día más y nada más.