Nací bajo las sombras de las bugambilias rojas
en el suelo amarillo pulido por el sudor de mis ancestros
bendecida por el ramaje de sangre mestiza
deliberando con mi piel castaña y mis ojos negros
Cuernavaca querida, mi devastada y bella Cuernavaca
yo te amo, mi tierra de fértiles climas, ¡Bendita!
Aprisioné sedienta las sonrisas de tus verdes follajes
bañados de sol y de agonía, de libertad y de luna.
Sé que algún día guardaré esa imagen
cuando el sepulcro quede abierto y aun te contemple
porque aunque la vista opaca, te veré tierra mía
que me diste sombra, ante el entusiasmo… de nuestro amoroso, encantador y ensoñador, señor sol,
convertiste las veredas angostas en bellos caminos.
¡Y pienso en ti!, mi bella Cuernavaca
siento ese placentero imán que me goza desde el centro
cuando mis pasos ciegos salen danzando por un día
ese imán me trae a ti, por ello sé que aquí moriré
con el encanto de aurora, o el apasionado ocaso
cuando te pienso, siento que empiezo a vivir
y me olvido de mi lenta agonía.
Hoy cenaré las sonrisas de la aventura
verteré en mi garganta un puñado de besos y de lunas
llenaré con aire y viento, con flores silvestres mi alcoba
la ventana abierta, el sol jugando a esconderse
la luna preparando el lecho, donde habré de descansar.
Me siento tan feliz cuando mis pasos cruzan tu umbral
tan dichosa como el agua traviesa de tu manantial.
Nací bajo las encantadoras bugambilias rojas
en el fresco de una mañana de agosto, a las 3 horas ciegas
con el arrullo del silencio, que siseaba y no paraba
entre un vientre lisonjero, y unas manos ingratas
pasé a otras manos y luego a otras, por fin
¡Me adoptaste tú mi tierra bella!, me diste tu apellido
se llama vida, infancia, adolescencia y plenitud.
¡Hoy! no hay estragos, pero me preparo el buen camino
he encontrado la esperanza en el azul del cielo
¡Hoy! es mi momento para preparar el terreno
donde descansará mi cuerpo con el aroma materno
y buscaré el balbuceo de la inocencia escondida
no hubo pilares que condujeran mi camino
pero estoy lista, para el incendio de mi otra vida.
¡Gracias mi Cuernavaca, Querida!.
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