Algun día no habrá signos de nada, y el todo será ceniza, polvo sepultando a los últimos ecos.Las columnas dejarán de brillar para ser demolidas como las estrellas, lo que brilla habrá de apagarse; y en esa irremediable noche, el brillo habrá de retornar forajido, y de entre las colinas del misterio el polvo se proclamará columna, vértebra esparciendo acordes con la intención de resonar en la concha del por siempre.