Tenía una cicatriz en el hombro
la cual besé con mimo,
despertando en su pecho una historia
y al recorrer, un camino…
con suspiros y poemas recitados
al más puro estilo Victoriano,
llegué a su mente, llegué a su alma.
Entre misterio y deleite
despertamos emociones por gemidos,
y el temor a no ser comprendidos
ya no estaba…. De pronto,
lo habíamos vencido.
Ahonde en el café de sus ojos y
descubrí un millón de secretos
que por gusto propio, me confesaba.
hacían de cielo sus caricias
y de páramo su mirada…
Pero no todo era perfecto, ambos
muy rotos por dentro, confundimos
cariño por flaqueza. Temor por compromiso.
y la pasión que unió nuestros cuerpos
hoy huye, cual viento peregrino
que recorre, sin miedo,
todo a lo que le temimos.
Tezla Abastida
20/03/2017
Registrado en Safecreative