El tiempo no me dejó correr,
sus pupilas se enhebraron con las mías
mientras nuestras manos entretejían alegrías,
el miedo cada vez más frágil y asustadizo
escapaba de nosotros,
no había quien no se rindiera ante tanto colorido,
el cielo nos regalaba pedacitos de sus sueños,
destellos de ilusiones,
cantos de asombro,
mientras que nuestros pasos,
se acompasaban
danzando con gracia e iluminando nuestros andares,
labrando meses,
labrando años,
labrando vida