Kinmaya

Eternos como la noche y la luna

 

Al tocar tu ser,
mi cuerpo cayo súbitamente a tu lado,
en un abandono demente,
y mi piel se hundió en el vacío.

La realidad escapó entre mis manos
mi corazón fue relámpago,
tu rostro oculto se iluminó,
la noche brilló ingenua.

Fui tu besar interminable,
silencios inmutables y cándidos,
abrazados a la nada con gozo
solo existiendo en cada mirar.

No pudiera la luz ser más blanca
ni jamás la luna tan eterna,
hemos nacido de sus horas,
eternos como la noche y su luna seremos.