Es una lluvia constante
con su arrítmico tic, toc,
escenario infranqueable
con cortinas sin color;
un cielo que a veces se abre,
con estruendoso telón,
un lamento que no cabe
porque todo ya pasó;
yo me asomo a la ventana
y suspiro sin querer,
un breve viento con alma
por aquélla que se fue,
y en mis ojos densas lágrimas
¡Cuánto te extraño, mi Bien!