Fueron tus recuerdos,
y tus estaciones,
las que a esta aprendiz,
enseñó a amar,
los versos de un tango,
que entre acordeones,
a pesar del tiempo,
no aprendí a bailar.
También el café,
que tomamos juntos,
entre tanta gente,
a sorbo entre risas,
confesiones mutuas,
buscando unos ojos,
que nos comprendieran,
sin pausa y sin prisas.
Dejas en mi pecho,
ausencias pintadas,
tatuadas a fuego,
a pluma y pincel,
poemas que un día,
otro me leyera,
pues yo no pudiera,
al verte partir.
Dolores Egea( Lolaila)