“Es como si dejaras de existir, desapareces y ya ni rastro queda. /Sonríes tan sólo por insistir… y no porque ser feliz se pueda”.
No encuentro un nombre cuando la tristeza es tanta,
sólo se me ocurre hablar de la vida y su injusticia;
me provoca gritar por un dolor que no se aguanta
y daña tanto, pero tanto, que no lo alivia una caricia.
No te salen palabras cuando las lágrimas te brotan,
porque está diciendo cosas a gritos por ti tu llanto.
Las penas en el alma siempre en la mirada se notan
y ya llorar es como dedicarle a tu dolor un canto.
No hay un nombre cuando la tristeza es tan enorme,
ni hay ninguna luz si es la oscuridad la que impera;
el amor, remedio perfecto, te puede parecer deforme
y aunque vive en tus adentros alguien lo mata afuera.
La palabra perdón nada significa, no se da ni se pide;
no existen salidas posibles que ahora puedas buscarte
y justo aquella persona que no quieres que te olvide,
notas que hoy se está olvidando de cómo recordarte.
Te toca aceptar que la vida es triste a veces también;
no le reclames a Dios si sientes que te abandona así
y si acaso escuchas que ella reza, nunca digas amén,
porque es muy probable que no esté orando por ti.
Original de Álvaro Márquez
Caracas, Venezuela
Derechos reservados
Libro: http://goo.gl/YYLd72
Correo: [email protected]
Twitter: @poreros
Imagen: de Google