Antonia Ceada Acevedo

La vida es bella

La lluvia no ha  vuelto  a refrescar  la oda.

La vida llega arrugada, retirándose a la soledad

 porque ya paso el tiempo  de seducir a los castos,

con  palabras  que no regresan al alma.

Aún, la vida sigue acercándose

con gestos y carantoñas agradables,

como una tarde de verano

  asomada al inmenso cielo, por ejemplo.

Cada vez llega más en punto lo infinito;

en silencio ,acallando la melodía rutinaria

de muchas mareas altas.

En la pequeñez de la divagación que nace de las cosas

 hay vibraciones del olvido  y desconsuelo…

-una estancia más…

Una estancia espiritual  que se prepara para el sueño puro,

una sensación de  invernáculo en la atmósfera

que se derrama  sobre el trono de la espera.

No existen los minutos, ni los segundos...

no existe el viento  estrecho.

Ese dictador brutal del tiempo vuelve a recobrar

la pradera polvorienta  del mañana.

los huesos ,ya, caminan  exhaustos

  hacia la mirada llameante del sol.

Espacio es lo que hay por ahora y un grito.

-¡la vida es bella!

 

Antonia Ceada Acevedo©