Así como hoy tomaste mi mano, así como me apretaste contra tú pecho cuando tenía que irme.
Así como cuando traigo los ojos más lindos del mundo.
Cómo cuando mi olor es tan embriagante que te vuelves loco y soy tú adicción.
Me tienes que amar como aquella noche a solas cuando nadamás más importaba y solo éramos uno en un mismo cuerpo.
Así como tus manos pasan, aprietan y estremecen mi piel hasta llegar al orgasmo.
Tú me tienes que amar con la fuerza de la tierra misma.
Con la pureza del agua.
Con el calor del verano.
Y alborotar mi falda como el aire de otoño.
Y por el tiempo mínimo.
Digamos el resto de nuestras vidas.