Aquella tarde triste en que sin esperarlo
dejándome vacío, al infinito fuiste;
Se apagaron tus ojos, tus ojos pardos-grises...
Por más que lo intentara y sin poder evitarlo
Volaste a las alturas, ¡yo bien sé que lo hiciste!
Y llegaron las noches, ¡oscuras noches tristes!
Las tardes no soporto, el tiempo se hace largo:
A nuestro hogar vacío le falta tu presencia.
El lugar que ocupabas en el lecho común
No me atrevo a ocuparlo, ¡aún despide tu esencia!
Y no quiero borrarla para que permanezca
Despidiendo el perfume, ¡aquel que usabas tú!
Sé que llegará un día en que el pecho soporte
El dolor de tu ausencia, y alcance a respirar
Los olores del mundo, como cuando tu estabas,
Y los ojos llorosos mirarán hacia el cielo
Contemplando una estrella alguna madrugada,
Pensando, ¡esa es ella!... y entonces, amor mío, me podré conformar.