Cuando no estés
deja el rocío de tus labios
cerca de mí para que yo pueda deshojar
el agua de tus besos.
Para que los míos no conozcan desamparo
y que por mi memoria pase la humedad de tu boca,
Para que tu esencia sea alfiler dulce
en las penumbras de esta soledad que rueda hacia mi.
Que nadie toque esa boca dulce
que se llevó trozos de mi corazón y pedazos
inmensos de esta alma con heridas hasta que vuelvas.
Deja los pétalos de tus pasos por las esquinas de mi vida.
Haz trenzas con esas flechas de tus ojos.
Que yo te buscaré en los paseos inmensos
iracundo en la búsqueda y herido en la espera.
Cuando no estés
déjame un remedio para estas costuras de mi alma
que se deshacen en el delirio de tardar en verte.
Cuando no estés me acurrucaré en los pliegues
de mis sombras y allí te esperaré mujer.