La copa del amor queda vacía,
Sin darme un hasta luego la vaciaste:
Se apaga para mi la luz del día,
Rompiste el corazón cuando marchaste.
¿Qué hacer sin la caricia de tu risa?
¿Cómo enfrentarme al infeliz futuro?
Las lágrimas el iris rompen de mis esperanzas
Y el frío del otoño es mi verdugo.
El vacío que me queda en el alma
Nada podrá llenarlo, ¡lo aseguro!
Me dejas a los nietos, y a los hijos
Cual fuertes troncos de orgullosas palmas.
Pero, tú eras mi todo, mi consuelo:
Eras rosal por siempre florecido:
Eras la luz que iluminaba el nido:
Eras de mis tesoros el más puro.
Me dejas en las noches los desvelos
Y el nido que tejimos queda oscuro;
Al no sentir tu presencia junto a mi
Ya no me quedan lágrimas, ¡lo juro!...