Cristian Cerna Q.

Dulce Adolecencia

Viniste como hoy te vas, dulce adolescencia

Llena de preguntas, vacía de certezas.

Llegaste como con una fantasía, sin ser un cuento de hadas

Como una sonrisa de inocencia, pero con manos manchadas.

 

Te arrimaste a mi buscando huésped, pero yo no soy un hotel cinco estrellas

Carezco de afecto, de honestidad y muchas veces prefiero no hablarle a “ellas”

La oscuridad se convirtió en tu aliada

 en especial en esas noches que no se dice nada,

buscando unos oídos para que te escuchen,

te topaste con un par de almohadas que funcionan como peluche.

Asististe a mí en esos días de pesadilla

Cuando la vergüenza y la idiotez también lo hacían.

 

No se necesita de un cometa para ir a marte

Ni una solicitud para escucharte,

Si de vez en cuando decides rebelarte,

Es a cambio de encontrar esa paz que nada ni nadie puede darte.

Porque el mundo puede ser repugnante, inmundo e inmaduro

Pero al final del caso somos partes de esta gran prueba.

 

Adolescencia, la que aprende a distinguir de los colores raciales

La que sufre cuando llegan los exámenes.

Y eres tú, no cualquier otra,

La que busca encontrarse a sí misma aun cuando la guitarra está rota.

 

Agridulce adolescencia, te vas, así como viniste;

Sin querer

Buscando esa chispa que prenda nuestra llama que nadie puede prender.

La pasión es solo un acto de entrega

Donde el amor y el odio discuten a su propia manera.

 

Y aunque la juventud te aclame como una excusa que justifica sus acciones

Todos algún día miraremos al joven:

Que mira, pero no aprende

Que escucha, pero no siente

Que lucha especialmente contra la corriente,

Y se basa en los errores de otros para buscar a alguien que lo entiende.

 

Querida adolescencia;

Será un hasta luego por el momento,

Esperando sea real aquel viejo cuento

De volver a nacer con el tiempo,

Ya cuando uno se hace viejo.