Un temblor me alejó de ti un aciago día
en que mis sueños seguían la luz de una estrella,
me fui en pos de los pasos de una grácil doncella
que tras unos ojos verdes de mí se escondía.
Su luz fue, en la noche oscura, báculo y guía
que alumbró mi camino como blanca centella,
pero en el bosque me perdí tras la imagen bella
de una diosa que mi voluntad enloquecía.
En el tímido despertar de la alborada,
quise ver su rostro en una fuente reflejado
cuyo deslumbrante cristal mis ojos hirió.
Vana ilusión de mi loca mente obnubilada
que de un fugaz sueño se había enamorado
y que sólo en mi rendido corazón vivió.
Aromas de nostalgia