Alberto Escobar

Huis Clos

 

L\'enfer, c\'est les autres.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Un primer borrador para calentar muñecas:


La dimensión extraterrena de nuestra psique, el alma,
se va cincelando con el arañar que la mirada del otro
nos concede. El verdugo sobra como figura castrante
en una sociedad que se simplifica y sintetiza en la
competencia ocular de cada uno de sus miembros.
Nuestra mirada hacia dentro es siempre beatífica,
la amenaza del mal reside en el otro, que es quien
pone en solfa la sucesiva arquitectura que nos
dará forma y figura.
Somos animales indefensos, que han tenido que ser
arrancados de la molicie uterina apenas habíamos sido
esbozados por la madre naturaleza. Fuera nos espera la dura
intemperie que a modo de eficiente escultor nos va amasando
hasta que nos llega la muerte bajo el mejor de nuestros bocetos.
Esa nimiedad existencial. que es el quid de nuestra grandeza,
necesita de un arsenal psicológico que nos proteja del ataque
de cualquier depredador, el mayor de ellos otro hombre.
El grupo que nos ampara desde que se nos expulsa a la luz
nos provee del sosiego que como fuego dará sentido a la fragua
que nos irá forjando y consumiendo a un mismo tiempo.

Una vana traducción al lenguaje poético:


Soy inocente.
Soy perfecto
contra la mirada ajena
—mas sé de mi imperfección—
Tú me observas, me das sentido.
Sin tu mirada polvo en el aire sería,
mas creo que me quieres dañar.
Me protejo, soy blando al rigor del aire.
Me observas para reconocerme,
mas creo que es para maltratarme...
Me consumo en esa mirada,
que es mi mirada, y la de aquel
y aquel y aquel...
No me temas, solo quiero mirarme
en el remanso de tu cristalino azul.
Quiero validar mis facciones
sobre tu espejo, quiero saber quién soy
en el cristal de tu mirada.
Quiero que te plantes delante escrutándome,
quiero tu presencia para conocerme,
no tengo río claro donde asomar mi rostro
y enamorarme hasta el tuétano.
Necesito quererme para quererte,
dame tu efigie, tu gesto, tu lenguaje
huérfano de palabras para poder leerme
en silencio, y descansar...