Christian Alondra

Inquietudes de un poeta amateur

Y entonces, cuando menos lo percibes,

intercambias la pasión por el orden,

el fervor por la estructura;

el simple ímpetu de escribir

porque de no hacerlo te mueres;

por la compleja concepción de escribir

ateniéndote a corrientes y estilos,

mediciones y sistemas. 

 

Escribir ahora es un acto que importa,

que implica cautela, que debe pensarse. 

 

Qué ganas me dan de regresar

a cuando tomaba una pluma

y me la encajaba en el estómago.

 

A cuando cada palabra era como un grito de auxilio,

una caricia, un sollozo, una declaración de deseo.

Impulsos de rabiar y hartazgo,

dolor y nostalgia, súplica y hasta ruego.

 

Ahora no puedo escribir

sin pensar en cómo quedará el resultado.

 

Eso es a lo que yo le llamo: SUICIDIO.