Cada nuevo año
me enamoro en agosto
cuando florecen los almendros
Cuando el sol entibia
las tardes de invierno
Cuando la noche
retrasa su llegada
Cuando las golondrinas
inician su retorno
Es justo cuando mi corazón
deja otra vez la puerta abierta.
Se me vuelve joven el alma
se tensa mi piel
sonríe mi cara
se sonrojan las mejillas
y se aceleran los latidos.
Me acompañan el arce japonés
que asoma sus ramas a mi ventana
varias palomas y un gorrión
que fieles se quedaron en el frío estival
y celebran que en agosto
me he vuelto a enamorar.