Podrán haber farsantes
Que ilusionen la mente:
Pero calladamente
Allá en lo más profundo
Donde en ebullición
Viven nuestros sentidos,
¡Nunca existe el olvido
Para un gran corazón!
La mente es miope y torpe:
Le gustan los fantasmas;
Por eso el corazón
Debe tener el mando
De nuestras decisiones.
Él no entiende de mitos,
¡Le llegan los avisos
Desde el fondo del alma!