Mujer.
Oculta tu herida.
Entre sus brazos
respira hondo. Suspira.
Tómate con él ese último café.
Que no sospeche
que le perdiste ya la fé
al saber que te fué infiel.
Tú no le digas nada.
Y ve al tocador.
Cuelga el delantal.
Tira el anillo por el inodoro.
Límpiate esas lágrimas.
Mírate en el espejo.
Obsérvate.
Ámate.
Arréglate el cabello.
Ponte tu enterizo nuevo
con la que resalta tu belleza.
La vida hoy empieza.
Llénate de coraje.
Siéntete hermosa.
Sonríete.
Lúcete guapa. Bien empoderada.
Y con toda altivez.
Y con firmeza.
Dile adiós al deshonesto.
Y márchate por la calle riendo
riéndote de la vida.
Sintiéndote como nunca tan querida.
Hazle saber al mundo
que tu amor propio
y tu corazón fecundo
que tu alma
y tu cuerpo
e incluso tu exquisito sexo.
Jamás lo va a poseer ningún pendejo.