MIRADOR DE LA CUESTA
Detiene la vorágine secuencia
de estilos, de costumbres y el anhelo
regresa en reflexión con la influencia
del aire de montaña en un pañuelo.
Estar allí descubre la potencia
del yo que vive oculto con un velo
debajo de la tóxica avenencia
entre bruma y cemento sin el cielo.
Las aves con sus alas desplegadas
invitan a soñar con su mutismo
con ser un elfo añil en sus miradas.
En ese mirador, casi un abismo
el miedo al ser astilla en madrugadas
se esfuma porque estoy conmigo mismo.
Sentir interno un sismo
desnuda un alma en crisis vulnerable
y evita se transforme en deleznable.