Entre el día y la noche
luces radiantes se manifiestan
y se intensifican.
El brillo del sol en el día,
el brillo de la luna en la noche,
y el brillo de mis ojos cuando te miran.
Radical es el cambio,
pero cuando todo fluye,
todo encaja como en un puzzle.
Por ello cuando veo la alborada
un recuerdo se torna a mi mente
tras el fulgor penetrante del sol
perpetuando el brillo de tus ojos reflejados en los míos.
Mar.