Extrañare el murmullo de tu pecho entre mis labios,
Y las palabras ahogadas de silencio que te embriagan,
Y extrañare con tristeza la mirada dócil de tus ojos,
Que me dicen cuanto me aman, que me dicen que me extrañan.
Extrañaré sentir tu aroma a brisa fresca de mañana,
Y resentiré la ausencia de tus labios, tan vírgenes como la grama,
Extrañaré el preludio de tus besos y la caricia de tus labios,
Y la hermosura desencadenada, de tus cabellos lisos y tan dorados.
Extrañaras las palabras de mi silencio,
Cuando te amaba en medio de la madrugada,
Y te rezaba en medio de nuestra cama,
Para que siempre tú, así constantemente me amaras.
Me vas a extrañar cuando la noche te arrobe bajo las sabanas,
Y te haga falta mi abrazo y el Amor de mis palabras,
Me vas a extrañar cuando amanezca y la noche toque ya su marcha,
Y en la quietud de tus mañanas, te haga falta mi abrazo a tu espalda.
Extrañaré la silueta de tu cuerpo y la marca de tu piel sobre mi cama,
Y el beso arrancado desde el fondo de tu Alma,
Y extrañaré el tomarte de la mano,
Cuando haya bebido entre mis labios, cada una de tus lágrimas.
Quizás te extrañe cuando estés muy lejos,
Como sol de las mañanas,
Y quizás me extrañes como amante luna que entraba por tu ventana,
Quizás te extrañe y quizás tú también lo hagas,
Y en la pesada sombra de mis recuerdos,
Seguiré abrazando a nuestra almohada,
Donde dejaste sembrados tus cabellos,
Y el aroma dulce, como el rubor de siete Dalias.