Si hoy tengo que morir,
sin espanto en el asalto.
Acompañado del recelo
aguardando el final fallo
con la irrompible ilusión
de alcanzar el refrendo,
mas el encaro horrendo
igual presto a consentir.
Junto a mi fiel camarada
aquel, el de las sospechas,
ese que objeta las pautas
las cortas y las estrechas.
Aquel que dudas cultiva
el que a partir me obliga
desatento del usufructo
tal vez jamás perseguido.
Y de continuar aturdido
por toda una eternidad
a Dios solicito anuencia
libertando la conciencia
de cualquier precariedad
eliminando todo indicio
en este hermoso suplicio
que irrigamos al respirar.
@MucioNacud ©