La ansiedad liviana y demente
de ser voluble como una pluma,
y ligera como una hoja,
de quitarme el antifaz
para ponerme labial,
y sonreír sin excusas.
De verme y quererme
con tallas de más
o de menos,
con elogios de otros,
o sin ellos.
De salir con mi pluma
y servirme,
sin pasados que retengan
ni futuros que deliren.
Viajar muy lejos
sin despedirme,
para encontrarme de nuevo,
ni tan remota...
ni tan previsible.
Por: Tezla Abastida
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