RICARDO FELIPE

ESPEJISMO

Ahora, pasada las cinco de la tarde,

nos encontraremos en el poema que nunca se escribió,

yo llevaré mi pecho cargado de emociones sinceras y sentimientos perennes,

tú llevarás tu mismo rostro hermoso que yo admiraré para siempre.

 

Ya falta poco para que nuestras almas tengan su primera cita en la eternidad,

tú llevarás el ajuar que te regaló una gaviota,

que la encontró en el mar a punto de hundirse,

yo llevaré un jardín de rosas que crecieron en el desierto árido cerca de nuestra nada.

 

Imagino como te sentirás refrescándote en el oasis de una posibilidad fresca,

como si la espera constante y un recuerdo abandonado sea la único demostrado,

con una oportunidad desvanecida, pero aún sobreviviente,

con mis manos apretándote fuerte.

 

De lo que pase entre tus quimeras y las mías,

sólo quedará como testigo el escenario y una cama vacía,

tal vez un horizonte pintado a medias por un pintor desconocido,

con las esperanzas organizadas en cofradía

y un corazón pintado en el muro del tiempo que decía: Tú y yo.

 

Ricardo Felipe

El último bardo