Me ducho, me visto y me maquilló en el mínimo, para lograr un aspecto pulcro.
Ahora solo falta el perfume. Miro por todo el armario, y no encuentro ningún aroma que me represente, en este renovado e dichoso día.
Inconformada, en prontitud a componer un perfume, a la medida de mi sentir. Primero habría de hallar los ingredientes necesarios, para un aroma singular.
Busqué la paz, que había guardado dentro de mí misma, cerré los ojos y elevé mis pensamientos, al rincón mas creativo escondido en mi ser.
Una vez adentro en mis memorias, empecé a coger los ingredientes necesarios, para la elaboración de tal obra de arte.
Con la ayuda de mi alma y espíritu, entre todo el disponible, escogí tan solo diez componentes:
- Una goma, para borrar todo el rencor acumulado.
- Una tirita de doble adhesivo, para curar las heridas aún abiertas.
- Una porción de azúcar, para endulzar la amargura.
- Tierra fresca, para tapar los agujeros, hechos por mantener la cabeza enterrada.
- Plumas de águila, para volar por encima de las tempestades.
- Espada en palabra de valentía, para enfrentar cualquier lucha inesperada.
- Lágrimas sinceras, para empatizar con todo mi entorno sin mirar, hasta el otro lado.
- Humildad, para derribar toda la arrogancia, que se esconda dentro de en mí.
- Un hombro de repuesto, para siempre tener un hombro más, a quien necesite llorar.
- Amor.
Prepare toda la mezcla y con ayudas en el sobrenatural, el perfume tomo cuerpo.
Ahora solo me falta ponerle nombre…