Se amaban,
lo decian sus besos,
sus manos, sus ojos
cerrados y semiabiertos.
Se amaban,
y nada importaba,
ni la gente, ni la luna,
ni el tiempo.
Estaban allí, abrazados,
como estatuas vivas,
viviendo el amor
en cada suspiro
y en cada beso.
Se amaban
y lo sentía con fuerza...
como un recuerdo.