ivan semilla

Muñeca rota

 

Lo sabía.

Estas rota y te cuesta decirlo.

Esa noche que asusta la llevas muy dentro,

¡tantos vidrios lastiman!

Si a puñales del tiempo los hiciste costumbre

oxidando a tu niña que te grita en silencio,

los barrotes del alma ya te muestran su herrumbre.

 

Lo intuía

solo puse la lumbre, un espejo de frente;

y agite los fantasmas,

y los traje al presente,

señale cada uno de tus miedos urgentes.

Y a tu pánico acólito,

tu terror de repente; al que hiela tu sangre, al que enferma tu mente:

¡Les pegue una paliza de un amor que no miente.