Encantadora me revitalizas
al regalarme tus grandiosidades
excelsitudes que protagonizas
con la hermosura de tus cualidades.
Al sonreírme las materializas
connatural y sin pomposidades
y humildemente me personalizas
sin pretenderlo tus divinidades.
Mis ilusiones me las regeneras
y los cascotes de mi desaliento
al acercarte los autodestruyes.
Con tu aureola me los incineras
magnificando el enamoramiento
con que disfruto lo que constituyes.