Matías García Fernández

Mojado por el cielo

Hay umbrales a los que sólo la lluvia llega, rincones a los que sólo ella moja; cruzan esas rendijas que nadie se atreve, gotas que humectan superficies rocosas.
Cada lágrima que derrama una nube en la tarde, ilumina los charcos y esquinas de la noche en donde alguien espera.
En la soledad de un farol surgen verdades que se hacen claras; resbalan dudas punzantes por surcos y acequias.
Truenos que producen encuentro, forman espejos bajo los pies que no conocemos.
Una niebla de canciones es el beso del alba que hidrata las penas y reman el tedio.
En barcos de papel naufraga la vida de aquellos que no se atreven a ser mojados por el cielo.