Entre las sombras que te anegan
otro rostro amanece.
OCTAVIO PAZ
Desfallece el olvido con sólo mirarte
porque no hay olvidos capaces de olvidarte
eres callada y a la vez bulles en mis manos
cuando surcan silentes en mis cabellos canos.
Qué historia he de escribirte si eres ya leyenda
en el urbano día que corre por mi senda.
Aunque volviera a caso a envenenar tu boca
mi beso ya sería como llama en la roca.
Y acariciar tu piel en este invierno absurdo
es morirme de frío al lado de un arbusto…
pero me he conformado con saber que te quise
aunque la duda -a caso- de amarte martirice.
Por eso nada gano con mancharme de olvido
prefiero recordarte (que al caso) es lo mismo.