SAN RAFAEL
Cautivas con tus ríos cristalinos,
sosiego para aquellos habitantes
que marchan recorriendo tus caminos
atónitos por ver a tus diamantes.
Montañas con colores bien genuinos
atraen con sus cantos fulgurantes,
y encierran el placer de sus vecinos
producto de viñedos colindantes.
Te vistes de amarillo cada otoño
y siempre tu perfume en primavera
advierte la llegada de un retoño.
El rostro de tu gente aventurera
marcado por el sol o algún coloño
se inclina cada día ante tu vera.
Y el día que yo muera
mis restos quedarán como la loza
en este corazón de mi Mendoza.