Alejandra Coy

Sábado a media noche

A veces no comprendo la incesante necesidad de la vida de mostrarme que mi único consuelo es un cuaderno, un lápiz y estos dedos que saben gritar más que mi boca.
Creo que el destino y yo nos debemos un café y una charla en el jardín, necesitamos ponernos al día y aclarar porqué nada está marchando bien.