lo tenia en mis manos.
con su mirada el me rogaba
que por favor no lo asesinara.
yo fui cruel y desgraciado,
pues lo mate de manera despiadada.
cuando reaccione, me senti tan mal.
¡pobre ratoncito!. yo no vi
la angustia en su mirada,
solo el desprecio en la mia
por cargar sobre sus hombros
tan injusta fama.
¡lo mate, lo mate sin piedad!
pero ya estaba de muerte herido.
la culpa fue de una gata
que lo destrozo con sus colmillos.
con su mirada y sus chillidos
el suplicaba por su vida.
¡pobre ratoncito!
para el no hubo compasion,
solo el castigo impio
por su roedora vida
que hasta el ultimo...,
que hasta el ultimo el vivio.