Rodando lentamente
como escapularios rotos,
fragmentos de odios bien establecidos,
renuentes, meticulosos e iracundos torsos,
esas frecuencias derruidas por manos sin arterias.
Electricidades muertas en los anversos y dorsos,
en las tinieblas como fósforos inicuos,
se conservan las voces, maternales fluidos.
Evacuando levemente los tronos de antiguos
monarcas. En ese sucinto campo, cuando el combate
era limpio y la necesaria indagación, un pez de cola acuática.
Oh, blasfemo corazón interrumpido, cuyos lejanos
recuerdos
evitan la luz de los vestidos negros.
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