La madre tierra, firme,
como las parturientas,
dando signos de vida en todas partes.
En el cielo,
el sol de todos nuestros días .
En las noches,
inmutables las estrellas.
Los caballos, que siguen relinchando
las gallinas cacarean.
Todo sigue su ritmo natural.
Mientras el hombre llora.
Su pobreza, la llora.
LLora su soledad y su confinamiento.
Sus miedos , las partidas, la experiencia
y se siente desierto,
entre millones de otros seres que esperan.
¡Todo el mundo espera!
Tan ajenos a la naturaleza.
Tal vez ya sea hora de fluir como el río,
atravesar las piedras ,
reconocer la especie
y abrazarnos.
De momento, simbólicamente,
con barbijo, a distancia, de reojo,
desde la vereda de enfrente
a través de una pantalla
Abrazarnos ...abrazarnos todo el tiempo
con la cabeza y con el corazón.
Compartiendo un pan, un abrigo, la palabra.
andrea