Atrapo estrellas en mis bolsillos,
y abanico suspiros,
que quiebran en ondas de remanso.
El agua que duerme y despierta las piedras,
en hierro de sangre incolora,
suspira un àngel,
mezclado en levadura de tu carne
y disuelve la sal del cuerpo,
que me da el brevaje de tus ojos.
Mientras la sed infinita de amar del todo
colma la sed de tu belleza,
tus labios que mecen con el viento
y la arena que acaricia mis mejillas
en la eternidad que habita en corazones,
saben guardar silencio.
Las palabras cuando pierden su ritmo,
son fruto de quien las dijo
en poesìas que siguen la senda
y dibujan corazones de Esperanza,
mientras el viento càlido en las piedras,
empotrò un jardin secreto,
y cultivò rosas.
LUCIA