Paolo

A JULIETA

Voy a narrarles una historia

que no ha sido jamás nunca relatada

ya que nunca guardaba en mi memoria

la imagen de una Dama tan soñada.

 

Una Dama encantadora y distinguida

bella en su interior,también por fuera

la Reina a quien le fuera concedida

su estancia,pues no era de esta tierra.

 

Ya que a ella le fué encomendada

cumplir delicada una misión

pues tan solo con la luz de su mirada

sanaría un malherido corazón.

 

Un valioso tesoro ella daría

con su bella sonrisa, el más caro

la dicha exquisita que sería

poder observar sus ojos claros.

 

El suave rubor de sus mejillas,

el toque encantador de sus destellos

y también entre tantas maravillas

la seda tan sutil de sus cabellos.

 

Dotarla de espléndida hermosura

y belleza interior el cielo quiso,

es su entorno un oasis de dulzura

y el reino donde habita... El Paraíso.

 

Entonces un mortal afortunado

elegido por lo alto y el destino

fué para ser recompensado,

escogido el poeta designado

de la Reina que se puso en su camino.

 

Para entonces dedicarle bellos versos

que realcen y enaltezcan su belleza

y a sus pies ofrecer el universo

a la Reina Julieta que es su Alteza.