Rendida a tu lujuria, desnuda y sin recelos
me entrego a tus brazos y cumplo tus deseos
sin pudores abrazo tus bríos renovados
olvido todo celo, te incito a los pecados
Recibo en mi piel tus arduas osadías
y degusto en tus labios del placer su ambrosía
Besarnos y sentirnos con los ojos cerrados
y al alba descubrirnos exhaustos y abrazados
Sentir que me devoran tus fuegos reanimados
es amor, como tocar el cielo con las manos
Rendida y sin recato desnuda ante tus ojos
sin timidez alguna complacerá
mi boca a todos tus antojos
Después de esas batallas, osada guerrillera,
al despertar al alba mi rosa negra abierta
beberá el rocío que de ti la alimenta
Ángela Grigera Moreno
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