Esa noche ví en tus ojos la prudencia,
dejando de lado al tiempo y yo
busqué existir de la mejor manera.
Preparé mi mejor sonrisa,
mis piernas que temblaban por mis pensamientos,
nuestros ojos se cruzaron... Boom.
Quería jugar esa noche de fiesta,
mientras poco a poco se vaciaba la nevera,
dancé yendo a tu oído con escandalosa propuesta.
Y bajo la trépida lluvia hicimos un brindis,
no hay copa que la noche no orille a un beso,
ni prejuicios que agravien la cordura.
Nos sumergimos en un camino,
dispuestos a acortar los años,
donde la fantasía recién cumplida fué calmada con mis manos.
Bea Ramírez
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