Hoy con esta foto reviví ese 17 de junio.
Caoba inmóvil por varios minutos observando a unas plantas de caléndula y yerbabuena que el sol y la brisa movían sin ritmo. Se entregaba plena a la contemplación de una realidad que sucedía. Sólo la de cada instante. Y supe que en cada instante que vivía, era inmortal.
Durante un rato insistí en abstraerme así, vaciándome de pensamientos (pues siempre quieren explicar o distraer), intenté pensar en nada y sólo sentir. Y en algún momento asomó un sabor de eternidad en una experiencia de vida que sin consciencia de tiempo, nada más ES en la realidad única de la verdad que transcurre en el instante, sin consciencia de valores ni pasados ni futuros. Es la vida, la existencia que transcurre. Sin preguntas, sin respuestas, sólo siendo.
Me sacó del pseudotrance Caoba, que tal vez vió mi expresión ida y se asustó. Las gentes del común no solemos meditar profundo ante las consecuencias del inusual asombro en las rutinas. Como ese día cuando probé meter toda la vida en un instante.
La extraño mucho a mi Caoba...
#LuisAlbertoR